Beber agua de mar es una excelente idea. Es la sustancia de la tierra que más se asemeja a nuestro plasma sanguíneo. Tiene las proporciones de minerales perfectas para la vida, por eso la vida comenzó en el mar. Los minerales están en mayor concentración que en nuestro organismo, y por eso hay que diluirla para convertirla en lo que se llama agua de mar isotónica, es decir, diluida para asemejarla lo más posible a la concentración de sales del plasma sanguíneo.
El problema de exceso de sodio no se produce al tomar agua de mar. Unicamente si se toman cantidades importantes y sin diluirla, de un mar con mucha concentración de minerales, como ocurre en el mar muerto. En ese caso se produciría exceso de sodio y de todos los demás minerales contenidos en el agua de mar. Si se toma isotónica en exceso, el cuerpo la eliminará de la mejor manera que puede, por arriba o por abajo del tracto digestivo. Por este motivo, si se toman un par de vasos de agua de mar isotónica seguidos, se produce un buen lavado de todo el intestino. Este procedimiento no es para realizarlo todos los días, pero si en caso de malestar intestinal, si se ha comido en exceso, o si se han ingerido alimentos que no convienen.
El exceso de sodio se produce cuando se ingieren sales refinadas, que solo contienen cloruro sódico. No es una cuestión tanto de cantidades de minerales, como de proporción de minerales. Si se ingieren todos los minerales a la vez y en las proporciones adecuadas, como ocurre al tomar agua de mar isotónica, no se produce exceso de sodio. Incluso si se ingiere una cantidad excesiva de agua de mar isotónica, el cuerpo la eliminará para mantener la homeostasis (equilibrio, estabilidad).
En cambio si se satura al organismo con cualquier mineral, en desequilibrio con los demás, si que puede haber consecuencias nefastas que pueden llevar incluso a la muerte, pues en ese caso al organismo le cuesta mucho más mantener esa homeostasis.
Por ejemplo, cuando se hace un ayuno, se puede producir “refeeding síndrome” (síndrome de realimentación), que ocurre cuando se ingiere potasio en exceso. Eso sucede cuando se vuelve a comer después de un ayuno, ingiriendo los alimentos equivocados. Si durante el ayuno se ingiere, además de agua dulce, agua de mar isotónica, y al volver a comer se ingiere carne de herbívoros y agua de mar, se evita ese problema, pues tanto el agua de mar como la carne de herbívoros contienen todos los minerales que necesitamos en las proporciones perfectas para el ser humano. Si, tras un ayuno lo que se ingiere son solo vegetales, se pueden producir desequilibrios, pues los vegetales contienen cada uno de ellos unas proporciones distintas de minerales, que pueden llevar a desequilibrios importantes en el organismo.
Hubo un investigador llamado René Quintón que experimentó mucho con el agua de mar a principios del sigo XX, llegando a conclusiones muy reveladoras. Experimentó con perros callejeros enfermos a los que les sacaba TODA la sangre y la sustituía por agua de mar isotónica. Y esos perros, en un par de semanas, no solo recuperaban su sangre en una composición perfectamente normal, sino que se curaban de las enfermedades previas.
También inyectaba agua de mar isotónica en lugar de suero fisiológico a los pacientes tras las cirugías, y éstos se recuperaban mucho mejor que los que recibían suero fisiológico. El ser humano se cree que puede mejorar a la naturaleza, y eso es imposible, la naturaleza es perfecta. Hay un nutricionista inglés llamado Barry Groves que dice: “el ser humano es el único animal lo suficientemente inteligente para crear su propia comida, y el único lo suficientemente estúpido para comérsela”. Cualquier alimento que la naturaleza provee siempre será mucho mejor que cualquiera producido por el ser humano.
También René Quintón intervino en una epidemia de cólera en el Cairo, consiguiendo erradicarla, simplemente aportando a los enfermos agua de mar isotónica a cucharaditas. Los enfermos no podían ingerir nada porque inmediatamente lo vomitaban. Sin embargo su cuerpo toleraba el agua de mar en pequeñas cantidades, y las bacterias causantes del cólera se morían, por ser el medio salino del agua de mar incompatible con su supervivencia y proliferación.
También René Quintón recuperó a niños desnutridos, a punto de morir, a base de darles exclusivamente agua de mar a cucharaditas.
Hay cada vez más médicos en el mundo recomendando a sus pacientes que ingieran hasta medio litro de agua de mar al día, para curar todo tipo de enfermedades. En Nicaragua, muchos centros de salud se han convertido en lo que llaman dispensarios marinos. Almacenan grandes cantidades de agua recogida en el mar y se la regalan a sus pacientes para que la tomen a diario. Esto está produciendo resultados muy sorprendentes en pacientes con todo tipo de patologías.
Incluso enfermos de riñón recuperan la función renal al tomar agua de mar isotónnica en pequeñas cantidades, y aumentando la cantidad progresivamente.
Se han hecho experimentos en los que varias personas pasaron más de una semana en una embarcación sin agua dulce ni ningún tipo de alimento, que solamente ingerían agua de mar. Tras esos días se les hicieron análisis para comprobar su estado de salud y era perfecta. Así que el agua de mar puede salvar vidas a personas que se queden en alta mar sin comida ni agua.
Aquí comparto el enlace a un par de videos con información sobre los maravillosos beneficios para la salud que aporta el agua de mar:
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