Este artículo es la traducción y transcripción del vídeo que encuentras a continuación en el que el Dr. Robert Cywes (#carbaddictiondoc) explica nuestra evolución como seres humanos desde una perspectiva nutricional:
Empecemos desde el principio. Empecemos con la biología y la evolución humanas.
Voy a resumir cómo funcionamos los seres humanos.
Empezamos hace mucho mucho más de 100.000 años como primates vegetarianos. El ejemplo más cercano a día de hoy son los gorilas. En esas condiciones comíamos muchas plantas. El problema de comer plantas es que tienen muy bajo rendimiento nutricional. Y cuando comes plantas no vas a obtener mucha nutrición de cada bocado. Y por lo tanto teníamos que comer durante 14 o 16 horas al día para conseguir ingerir suficiente comida en relación con nuestro tamaño. Como los gorilas.
La otra parte de nuestra prehistoria es qué nuestro intestino estaba adaptado para extraer energía, calorías y nutrientes de las plantas. Y es importante saber que
no existe ningún mamífero que pueda consumir vegetales y extraer energía directamente de ellos.
Particularmente de la celulosa. Y la mayor parte de la energía, del azúcar de las plantas, está atrapado en esa materia vegetal que es la celulosa. Pero hay algo dentro de algunos animales que puede extraer esa energía de la celulosa: las bacterias. Así que los animales vegetarianos, o tienen un estómago muy grande, como las vacas, con cuatro compartimentos abarrotados de esas bacterias con las cuales tienen una relación simbiótica. O, como es el caso del gorila, tienen un gigantesco colon, también abarrotado de bacterias. Y esas bacterias procesan la celulosa que estos animales vegetarianos comen de donde extraen el azúcar.
Pero aquí está la clave,
no hay ningún mamífero que pueda vivir a partir del azúcar.
Si comen azúcar se enferman y mueren. Entonces ¿como es posible que comiendo ese azúcar extraído de la celulosa – porque son vegetarianos, o más bien veganos, pues no comen carne, aparte de algún caracol y algún gusano que haya en su comida vegetal – ¿Cómo es posible que no se vuelvan diabéticos, gordos y se mueran?
Esta es la razón: porque esas bacterias, con las que tienen una relación simbiótica,
convierten el azúcar extraído de la celulosa en ácidos grasos.
Si, también hay algo de proteína, pero la mayor parte son ácidos grasos. Alrededor de un 70 % de las calorías que llegan a la sangre de las vacas y los gorilas son en realidad ácidos grasos. Y esa es la energía, ese es el combustible que tienen en sus depósitos.
Y es gracias a la relación que tienen con esas bacterias, que pueden convertir esos vegetales en energía y en nutrientes útiles. Ya sea a través del estómago o a través del colon.
Y si te fijas en el tracto digestivo humano, no tiene ese aspecto.
Los humanos tenemos un estómago y un colon relativamente pequeños, y un relativamente enorme intestino delgado.
Así que ¿que nos ha ocurrido durante los últimos 100.000 años? El tema de ser un gorila por ejemplo, es que tienes que estar comiendo 14 o 16 horas al día y tienes que eliminar la materia residual de todo eso que comes. Te tienes que pasar el día comiendo y defecando. Y entonces no hay mucho tiempo para usar el cerebro. Así que básicamente los gorilas comen se reproducen y duermen. Y tienen que aprender algún que otro pequeño truco para evitar ser comidos por otros animales. Pero no son muy inteligentes.
Como seres humanos, hace 100.000 años, nuestros predecesores empezaron a salir de la jungla, donde comíamos vegetales, y nos movimos hacia la sabana y hacia las planicies, donde teníamos acceso al agua, al pescado y a otros animales. Y empezamos a comer más y más animales. Quizás animales pequeños como caracoles e insectos. Y poco a poco animales cada vez más grandes como otros mamíferos. Y con el tiempo, y estamos hablando de miles de años, nuestro intestino se adaptó. Como ya no estábamos comiendo tantos vegetales de hoja verde, el estómago se redujo, y las bacterias ya no eran necesarias para procesar la comida. Y empezamos a producir enzimas: pequeñas proteínas que descomponen grandes cadenas de proteínas y grasas procedentes de animales. Recuerda que los alimentos de origen animal son ricos en proteínas y grasas, pero realmente no contienen carbohidratos.
Así que nuestro intestino se adaptó para ser capaz de utilizar y extraer nutrientes de otros animales.
Lo bueno de comer animales es que comerse un filete, comer carne, tiene una alta densidad de nutrientes y un gran valor nutricional, en relación con una cantidad enorme de plantas.
Así qué con la ayuda de las enzimas, fundamentalmente del intestino delgado, del páncreas y del hígado, nos adaptamos y nos hicimos más robustos y más grandes. Y éramos capaces de extraer la energía rápidamente de los alimentos de origen animal que comíamos. Y nos fuimos volviendo cada vez más y más omnívoros. Y qué significa eso, que si, que nos podía ir bien comiendo algún vegetal, pero la carne era mejor. Y empezamos a comer carne y pescado y pájaros y nos volvimos dependientes de esos alimentos. Y esta es una de las razones:
cuando comes alimentos de origen animal necesitas muy poca cantidad en un corto periodo de tiempo que te aporta una enorme cantidad de valor nutricional. Y entonces, si comes durante un corto periodo de tiempo al día, imagínate la libertad que te da para hacer otras cosas. ¡Te libera para utilizar el cerebro!
De modo que durante ese tiempo, en base a la transformación de nuestra dieta, nuestro cerebro se iba haciendo más y más grande, mejor estructurado y más sofisticado en términos de lo que éramos capaces de hacer.
Lo que yo estoy haciendo ahora mismo, estoy hablando, estoy usando mis manos, estoy usando mi cerebro, estoy articulando conceptos abstractos. Ningún otro animal puede hacer esto de forma efectiva. Y se basa primordialmente, y coexiste, con el cambio en nuestra dieta. Así que cuanto más basada en la carne se volvió nuestra dieta, más tiempo le dábamos a nuestro cerebro para desarrollarse. Más tiempo le dábamos para convertirnos en el ápice de las especies que viven en la tierra. Y nos convertimos en la especie dominante de la tierra. Debido a nuestro cerebro y a nuestro tracto intestinal que permitió que nuestro cerebro se desarrollase.
Nuestro cerebro procede de alimentos de origen animal.
Pero esta evolución no implica que a veces no podamos mantener una cierta capacidad de extraer nutrientes y energía de algunos de las los vegetales con almidón que comemos. Lo que perdimos, el precio que pagamos, y esto es muy importante, es que
los seres humanos ya no somos capaces de extraer energía de la celulosa. No podemos extraer energía de las plantas.
Y lo digo de nuevo, no podemos extraer energía de las plantas, salvo que las procesemos muchísimo. Pero cuando extraemos la energía es en forma de azúcar, y ya no tenemos las bacterias en el estómago o en el colon para transformar ese azúcar en grasa antes de absorberlo. Por eso, lo que absorbemos es azúcar, si comemos plantas o vegetales con almidones como son los cereales, el arroz o las patatas. Y lo que ocurre con ese azúcar, al no tener esas bacterias que lo conviertan en ácidos grasos, es que el hígado, que no está diseñado para hacer esto, tiene que convertir ese azúcar en grasa. Y aunque lo puede hacer en pequeña cantidad, pues forma parte de la supervivencia de nuestra especie – está bien poderlo hacer en pequeñas cantidades, quizás comiendo un par manzanas justo antes del invierno para engordar un poco – tenemos que estar dispuestos a ignorar el daño que nos causa ese azúcar para poder engordar.
Pero en la era moderna, en que estamos rodeados de carbohidratos, nuestro sistema no está diseñado para procesarlos. Ya no somos vacas o gorilas. Así que absorbemos ese azúcar y va directamente a nuestro torrente sanguíneo. Y no estamos biológicamente adaptados a utilizarlo.
Ese azúcar en nuestra sangre causa daños.
Aún así, bajo mucha presión de una hormona llamada insulina, cogemos ese azúcar y lo convertimos en grasa. Y de ahí viene la grasita abdominal. Viene primordialmente de la conversión de ese exceso de azúcar en grasa.
Y el problema es que si hacemos eso en exceso, el hígado se sobrecarga y no puede con ello. Y ocurre una de las siguientes dos cosas:
1- O el azúcar se eleva en la sangre ¿y qué enfermedades ocurren? las enfermedades diabetogénicas, o diabetes. Porque cuando el azúcar se acumula en el torrente sanguíneo, daña los vasos sanguíneos. Y cuando los vasos sanguíneos se dañan, se eleva el riesgo de ataque cardíaco, el riesgo de ictus, el riesgo de daños en todos los órganos que tienen suministro de sangre.
2- Algunas personas tienen la suerte de que genéticamente tienen la capacidad de producir enormes cantidades de insulina y pueden seguir añadiendo azúcar a su hígado diciéndole, trabaja, trabaja, … Aunque el hígado se vaya volviendo resistente a la insulina, siguen enviándole insulina. Y el hígado sigue produciendo grasas. Pero el coste son esos niveles tan elevados de insulina. Son esas personas que siguen produciendo más y más grasa. Son los obesos mórbidos. Se vuelven enormes, muy grandes. Quizás no tengan enfermedades medibles como elevado A1C (hemoglobina glucosilada) o glucosa elevada en sangre, pero como sus niveles de insulina son extremadamente elevados, esa insulina afecta a otros sistemas en el cuerpo humano. ¿Y qué hace? Particularmente,
los niveles elevados de insulina bloquean la utilización de las grasas.
Es una locura pensar que puede no haber glucosa en la sangre y sin embargo no puedes utilizar la grasa almacenada. No puedes usar tu propia grasa. Y la segundo que ocurre es que
la insulina bloquea la conversión del colesterol en hormonas esteriodeas.
¿Y qué significa eso? La mayoría de las hormonas esteroides – la testosterona, los estrógenos, el cortisol, la hormona del crecimiento, las hormonas tiroideas, el colecalciferol – que es crítico – llamado vitamina D3, la absorción de las vitaminas liposolubles (A, D, E, K) – dependen de que el colesterol se pueda convertir en esas hormonas esteroideas.
¿Y por qué es importante esto? Porque si tienes la insulina elevada, la insulina bloquea las enzimas que convierten el colesterol en todas esas hormonas. Así que tienes estrógenos bajos, testosterona baja, cortisol bajo, hormona del crecimiento baja, baja hormona tiroidea, no tienes vitaminas A, D, E y K. Y hay enfermedades relacionadas con todas esas cosas. Y eso significa que se está acumulando la grasa alrededor de los órganos y eso forma parte de esa enfermedad llamada síndrome metabólico:
Cortisol bajo.
Hormona tiroidea baja, que se asocia con sentirse agotado, con un metabolismo lento, energía baja.
La hormona del crecimiento baja que se relaciona con la reparación de tejidos.
La vigilancia contra el cáncer se va por la ventana.
Entonces la inflamación se convierte en un problema, el cáncer se convierte en un problema. Así que fíjate como
el excesivo consumo de carbohidratos por los humanos afecta a todo el organismo.
El tracto intestinal humano no está diseñado para consumir azúcar o vegetales en grandes cantidades. Una pequeña cantidad de vegetales, si, podemos extraer algún nutriente. Pero el azúcar satura el sistema y causa daños. Así que cuando entiendes la biología y entiendes el sistema, te das cuenta de que necesitamos alimentarnos primordialmente de alimentos de origen animal. Quizás con alguna pequeña cantidad de vegetales si queremos. Volver a comer más vegetales es retroceder como especie y no tiene ningún sentido biológico.
No quiero hablar sobre los aspectos emocionales de no comer animales. Desde luego comer exclusivamente vegetales no tiene ningún sentido biológica o evolutivamente hablando.
Basar nuestra dieta en alimentos de origen animal tiene todo el sentido del mundo. Y cuanto más migremos hacia eso, más sanos estaremos y mejor funcionará nuestro cerebro.
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Me ha parecido interesante, sobre todo porque no como carne casi nunca, ahora tengo cancer y metástasis en el hígado, a parte de que las funciones Hepáticas que quedan sanas se están deteriorando.
Hola Virginia, si te interesa saber cómo recuperar tu hígado ponte de nuevo en contacto por email: [email protected]
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