¿Recuerdas las comidas en casa de la abuela, cuando se empezaba con un caldo elaborado con hueso?
Esa es la mejor forma de empezar una comida. Un caldo es un concentrado de nutrientes.
Eso si, sin fideos, que no aportan nada más que antinutrientes y calorías vacías.
En un caldo elaborado con huesos, del tipo que sean, obtenemos una gran cantidad de minerales, grasas y aminoácidos esenciales. Si además le añadimos algunas hierbas aromáticas o especias, tendrá un sabor riquísimo y además nos saciará y comeremos mucho menos de lo demás. Si empezamos la comida con un caldo, ya no nos apetecerá postre, pues las grasas “buenas” del caldo nos harán sentir saciados.
Y ¿Qué debe contener un buen caldo?
En primer lugar agua y hueso. Puede ser hueso de ternera, de cerdo, costillas, manos de cordero, espinas y raspas de pescado … Cualquier hueso con la grasa, tendones y carne que lo acompañan. Esta es la base. El hueso aportará minerales esenciales, sobretodo calcio en la forma más facilmente asimilable por nuestro organismo. También aportaremos colágeno, la proteína más abundante en nuestro organismo, esencial para la formación de todos los tejidos de nuestro cuerpo. Las grasas que acompañan al hueso, son también una buena fuente de grasas saludables y de omega 3, esencial para todo nuestro organismo, sobretodo para nuestro cerebro.
Si además le añadimos agua de mar, estaremos añadiendo otros minerales esenciales (cloro, sodio y magnesio). Esta es una opción mucho mejor que la sal refinada de mesa que contiene aditivos dañinos y está desprovista de minerales esenciales para mantenernos sanos. Habrá que diluir el agua de mar: 1/3 agua de mar y 2/3 de agua normal.
Puede ser interesante añadirle también cúrcuma, un antiinflamatorio natural.
También podemos añadirle algas marinas, que le aportan más nutrientes importantes como el yodo que nos ayuda a desintoxicar de metales pesados.
Si añadimos ajo o cebolla estaremos añadiéndole también azúfre, otro elemento fundamental para nuestro organismo.
Podemos añadir también genjibre, semillas de cilantro, romero, tomillo, orégano cubano, orégano normal, guindilla o cualquier otra especia que nos guste.
Es muy importante que todos los ingredientes sean de muy buena calidad, a ser posible ecológicos. Y sobretodo el hueso debe proceder de animales criados paciendo en el campo, no alimentados con cereales. Y si es de pescado, mejor pescado salvaje, no de piscifactoría.
Lo ideal es cocinar todo esto a fuego lento. Aunque, si no disponemos de mucho tiempo, podemos hacerlo en la olla a presión y en ese caso nos llevará solo 15 minutos. Luego sacamos el hueso y la carne, lo colamos y lo servimos con trocitos de la carne desmigados.
Esta es la mejor manera de empezar una comida ¡con un montón de nutrientes! Nuestros antepasados lo sabían. !Recupera esta buena costumbre! y mantén … ¡SALUD DE VERDAD!
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